Como es lógico, el ahorro de energía crece en función de la relación entre superficie afectada por la rehabilitación y la superficie total de la envolvente. El aislamiento de fachadas puede comportar un ahorro energético de hasta un 16% del consumo total del edificio y de hasta el 24% del consumo de climatización.
El consumo anual de una vivienda antigua y mal aislada puede llegar a los 250 Kwh/m2a. Por el contrario, en una vivienda moderna y bien proyectada, su consumo anual bajará hasta los 150 Kwh/m2, con una reducción de emisión de gases contaminantes de casi 45 kg/m2.
Si por el contrario vemos la demanda de energía primaria (calefacción, agua caliente y electricidad) de una vivienda passivhaus, veremos que la misma es de tan solo 120 Kwh/m2a, como máximo.