
BIOHABITABILIDAD: SALUD, ARMONÍA Y HÁBITAT
¿Qué es la biohabitabilidad?
La OMS (Organización mundial de la salud), define a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades.
Por su parte el IEC define el confort como la ausencia de todo aquello que puede constituir una molestia o una incomodidad material; disposición de las cosas dirigidas a abastecer un mayor bienestar físico.
¿De qué espacios estamos hablando?
Si hablamos de espacios habitables, obviamente estamos partiendo de espacios interiores, que además y dicho sea de paso son en los que el ser humano pasa más tiempo de horas al día.
¿Qué cabe esperar de esos espacios interiores habitables?
Si partimos de la base de que los edificios se construyen para las personas, y que a éstas cada vez les interesa vivir mejor, lo que se demanda de estos espacios es que sean confortables y que lógicamente sus ambientes no afecten a nuestra salud.
Dicho de otra manera la biohabitablidad busca la salud ambiental; hoy en día, a nadie le interesa vivir en viviendas mal aisladas, con corrientes de aire, pagando elevadas facturas energéticas, con moho en las esquinas y con una huella de carbono elevada.
Todo edificio nuevo o rehabilitado, debe ser sostenible, pero también saludable. Los conceptos de salud, sostenibilidad y edificación, están claramente unidos con el fin de proteger el medio ambiente, pero también para que las personas que debemos vivir en ellos, podamos conseguir nuestro pleno desarrollo físico, mental y psíquico.
¿Qué es, ó que entendemos por un espacio confortable?
Existe además el que podríamos denominar Confort térmico Local, ya que los seres humanos notamos el “confort interior de una estancia”, pero aún más notamos el “disconfort en una estancia”, ante leves alteraciones de parámetros a los cuales estamos habitualmente acostumbrados, como por ejemplo las sensaciones de calentamiento o enfriamiento demasiado elevados de una parte del cuerpo debido a corrientes de aire, asimetrías de radiación de frío (cercanía a una ventana de cristal), o de calor (cercanía a una fuente de calor), y la elevada estratificación en la temperatura del aire entre el cuelo y techo.
De tal manera que vivir en condiciones de temperatura inadecuada, con humedad y corrientes de aire, reduce la calidad de vida de las personas.
La ausencia de un aislamiento inadecuado, una construcción no hermética y una ventilación deficiente, permite que el aire húmedo y templado se condense en las superficies mal aisladas. En estos casos pueden formarse moho, lo que incrementa el riesgo de reacciones alérgicas y posteriormente de enfermedades.
En el proyecto de edificios nuevos y también en los diseños de rehabilitación, las superficies de las habitaciones deben estar bien aisladas, de tal forma que la diferencia de temperatura entre el aire interior y la pared, el techo o el suelo (envolvente interna) se mantenga por debajo de los 3ºC.
¿Qué son los mecanismos de percepción del confort térmico?
Son mecanismos de percepción del frío o del calor, pongamos un ejemplo: una sala de estar a 23ºC con una envolvente interior (paredes, suelos, techos) en torno a los 15ºC, nos dará una sensación o percepción corporal de frío, ya que el cuerpo recibirá en mayor grado las radiaciones térmicas de esa envolvente interior que la temperatura del aire. Si por el contrario la sala de estar está a 15ºC y la envolvente interior en torno a 23ºC, la sensación será de confort ya que la radiación captada por la superficie del cuerpo humano es percibida con más facilidad que la temperatura del aire de la sala.
¿Qué significa que un ambiente interior no afecte a nuestra salud?
El principal parámetro que quizás afecte a nuestra salud, será la calidad del aire interior que respiramos (CAI), ya que por nuestros pulmones pasan de 15.000 a 20.000 litros de aire al día, por consiguiente es vital tener una buena calidad del aire que respiramos para mantener una buena salud.
¿Qué hay en el aire que respiramos en un ambiente interior?
El aire contiene elementos vitales para la vida, y otros que son contaminantes para nuestros organismos, e incluso pueden ser tóxicos. Cientos de compuestos químicos forman parte del ambiente interior de las viviendas, convirtiendo el aire que respiramos en potencialmente tóxico, siendo la mayor parte de ellos generados en el propio hogar: polvo, moho, ácaros, humos, combustiones y productos con sustancias químicas tóxicas que se utilizan a diario (ambientadores, productos de limpieza, cosméticos, insecticidas, etc..) o que introducimos al realizar ciertos trabajos en el interior de nuestra vivienda (pinturas, disolventes, barnices, telas, muebles, etc…).
Todos estos productos se encuentran en las viviendas provenientes del tráfico, materiales de construcción y aislamientos, mobiliario, impresoras, detergentes, plásticos, cosméticos, malas combustiones, plantas y por los propios usuarios de las mismas.
El aire interior está entre 2 a 5 veces más contaminado que el aire exterior, y como media pasamos el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores.
¿Qué componentes tendremos que vigilar en nuestro aire interior?
Para identificar y controlar la calidad del aire interior que respiramos, será preciso conocer el nivel de CO2, siendo un nivel de 1200 ppm de CO2 el máximo para evitar influencias negativas sobre la salud. También deberemos conocer los compuestos orgánicos volátiles VOCs contenidos en el mismo, que provienen tanto del mobiliario y materiales de construcción, como de la ropa y productos de limpieza, y en todo caso intentar reducirlos en lo posible; también conviene usar materiales no tóxicos en los acabados interiores y renovar aire mediante sistema de ventilación.
¿Qué son los compuestos volátiles ó VOCs?

En esta última década se ha observado un incremento de las concentraciones de VOCs en las viviendas, debido a la importación masiva desde países en los que no existe una legislación estricta sobre el uso de sustancias contaminantes en la fabricación de productos.
¿Podemos detectar fácilmente la presencia de VOCs?
Si los olemos SÍ, aunque normalmente no los podremos oler, y tendremos que analizar otro tipo de “síntomas”, como: ojos irritados, nariz y garganta irritados, tos seca, dolor de cabeza, picores y reacciones alérgicas en la piel, sequedad ocular, dificultades respiratorias, alergia, asma (enfermedad crónica más frecuente durante la infancia), sibilancias, bronquitis, náuseas, mareos, fatiga, problemas para concentrarse, irritabilidad, etc…
¿Existen otros compuestos que debamos al menos conocer?
Sí, existen otros muchos compuestos que deberíamos conocer, pero al menos conviene tomas también conciencia de los denominados COP: Compuestos Volátiles Persistentes. Estos, son compuestos capaces de acumularse en nuestro organismo durante años e incluso llegar a ocasionar efectos negativos en la descendencia.
¿Tiene todo esto algo que ver con los denominados “edificios enfermos”?
Efectivamente tiene mucho, muchísimo que ver, ya que de hecho los compuestos orgánicos son la materia prima de los problemas de salud en los edificios, y se vinculan de forma directa con el síndrome del edificio enfermo.
¿Existen otros parámetros que afecten a la salud del edificio, y por ende a la salud de las personas que lo habitan o lo usan?
Evidentemente SÍ, hasta ahora nos hemos centrado en temas más o menos perceptibles por el cuerpo humano de forma directa, es decir por nuestros 5 sentidos, no obstante existen otros mecanismos que nos afectan y que difícilmente detectaremos con nuestros sentidos, pero no por ello nos dejarán de afectar; por ejemplo: los campos electromagnéticos, las corrientes telúricas, las vías de agua, magnetismos propios y/o ajenos, las geopatias, etc…
¿Qué son las geopatías?
Son ondas generadas por anomalías del subsuelo, por corrientes telúricas o por diversas causas, que se difunden mediante ondas portadoras y que se propagan igualmente por el subsuelo. No obstante su propio nombre ya nos indica que se trata de una enfermedad cuyo origen arranca en la tierra (GEO: tierra, y PATIA: enfermedad).
¿Existen tipos de geopatías?
Las geopatías pueden ser de origen natural, pero también lo pueden ser de origen artificial.
De origen natural son: las de corrientes de agua, las líneas Hartmann, las líneas Curry, las fallas geológicas, la radioactividad natural y el gas radón.
De origen artificial son: los campos eléctricos y los campos electromagnéticos.
¿En qué se fundamentan?
Existen unas líneas magnéticas denominadas en honor a sus descubridores, líneas de Curry y Hartman, que cruzan nuestro planeta de norte a sur y de este a oeste formando geométricamente unas cuadrículas. Estas líneas pueden ver modificado su trazado o amplificar sus efectos en función de la existencia de corrientes subterráneas y fallas geológicas, siendo los puntos de modificación de trazados, las denominadas geopatías.
¿Cómo nos afecta la existencia de geopatías?
Se ha comprobado que las geopatías tienen una incidencia directa sobre los ritmos vibratorios de las células, en las que causan ciertos desequilibrios que afectan a la salud, como por ejemplo los desequilibrios físicos y los emocionales que muchas veces arrancan en una disminución de la energía que recibe nuestro cuerpo. Insomnios, dolores musculares, estados depresivos e incluso otras enfermedades como el cáncer pueden tener sus orígenes en geopatías.
Para concluir este apartado, ¿Qué se analiza en un estudio de biohabitabilidad?
Se analizan los parámetros de salud ambiental, principalmente los derivados de las radiaciones naturales y artificiales, así como la detección de posibles fuentes de contaminación química o biológica, utilizando pruebas de laboratorio y equipos de medición específicos para cada caso (radioactividad, alteraciones geofísicas, campo magnético terrestre, campos electromagnéticos y eléctricos, electroestática. Compuestos orgánicos volátiles, iones, mohos, etc…).
Calidad del aire interior (CAI)
- – Monitoring de CO2 : análisis de las ppm del aire interior de la vivienda.
- – Realización del Test Acarex: para la determinación de la presencia de ácaros.
- – Realización del Test Quicktox: para la determinación de la presencia de moho tóxico.
- – Estudio de los materiales empleados o a emplear y sus componentes VOCs, para su reducción al máximo..
- – Estudio de la renovación de aire viciado más adecuada, propuestas de VMC (ventilación mecánica controlada).
Confort térmico y salubridad
- – Realización de pruebas de estanqueidad para eliminar las corrientes de aire.
- – Detección de fugas de calor es decir de pérdidas de calor, normalmente por deficiencias en el aislamiento térmico.
- – Detección de puentes térmicos, evitando los puntos o zonas frías que provocan condensaciones, mohos, etc…
Luz
- – Estudio de la iluminación natural y sus posibles mejoras, con estudio económico del ahorro.
- – Estudio de la iluminación artificial y sus posibles mejoras, con estudio económico del ahorro.
Contaminación acústica
- – Estudio de la acústica dispuesta en materiales de aislamiento y huecos; en toda la envolvente interior y exterior.
Contaminación electromagnética
- – Estudio de geopatías mediante la realización de un estudio de geobiología.